TODOS POR LA INFANCIA

lunes, 30 de agosto de 2010

LOS NIÑOS TRABAJADORES EN LA IGUANÁ SE PRONUNCIAN...

Felipe Montoya Parra

Edad: 13 años

 ¿Te gusta trabajar? Si
 ¿Por qué trabajas? Porque siempre me ha gustado y aunque mi mamá y mis tíos no me dejan a mi gusta trabajar.
 ¿Aparte de trabajar qué mas haces? Estudio y a veces saco tiempo pa jugar o ir a internet.
 ¿En qué has trabajado? Mas que todo en los buses vendiendo, o en los semáforos también vendiendo.
 ¿Te gusta estudiar? A estudiar me gusta pero un poquito, pero lo hago pa que mi mamá me deje trabajar. Ese fue un trato que hicimos ella y yo.
 ¿Qué riesgos encuentras en este trabajo? Que me atraquen, o varias veces señores me han ofrecido cosas para que me valla con ellos, pero pierden el tiempo acaso yo soy bobo.
 ¿Cuál es el horario de trabajo? Todos los días por la tarde después del colegio.
 ¿Desde qué edad trabajas? Desde que tenía 6 años.
 ¿Qué te gustaría ser cuando seas grande? Trabajar en el transito.
 ¿Qué solución le plantearía a los mandatarios de la ciudad para combatir el trabajo infantil? Pues nada yo escucho de los grandes que ellos nunca cumplen nada.
 ¿Cuándo te dicen que es prohibido que los niños trabajen tu qué piensas? que no me parece, si a mi me gusta porque me lo tienen que prohibir.


LOS NIÑOS TRABAJADORES EN LA IGUANÁ SE PRONUNCIAN...

Alexis García Chaverra

14 años
Barrio Robledo


 ¿Te gusta trabajar? No, pero me toca.
 ¿Por qué trabajas? Porque mi mamá trabaja y somos los dos nada mas, entonces a mi me toca ayudarle porque con lo que ella gana no alcanza.
 ¿Y ella en qué trabaja? También vendiendo en los semáforos.
 ¿Aparte de trabajar qué mas haces? Estudio.
 ¿En qué has trabajado? Hoy vendiendo bolsas, también limpio vidrios o vendo dulces.
 ¿Te gusta estudiar? Si.
 ¿Qué riesgos encuentras en este trabajo? Que me puedan robar o matar.
 ¿Sacas tiempo para realizar otras actividades? No, porque nada mas me queda tiempo para estudiar y trabajar.
 ¿Cuál es el horario de trabajo? Los sabados, domingos y cuando no tengo clase y algunos días después del colegio.
 ¿Desde qué edad trabajas? Desde que tenia 5 años que salía acompañado de mi mamá.
 ¿Qué te gustaría ser cuando seas grande? Trabajar en la CIJIN es mi anhelo.
 ¿Qué solución le plantearía a los mandatarios de la ciudad para combatir el trabajo infantil? Casas para los pobres y un trabajo digno.

LOS NIÑOS TRABAJADORES EN LA IGUANÁ SE PRONUNCIAN...

Juan Carlos Alegría

Barrio: Pajarito
Edad:  12 años



 ¿Te gusta trabajar? Si.
 ¿Por qué trabajas? Porque necesito para pagarme el estudio y porque aprendo a ganarme la vida y no necesito robar.
 ¿Aparte de trabajar qué mas haces? Estudio y juego fútbol.
 ¿En qué has trabajado? Siempre en los semáforos vendiendo dulces o estas bolsas.
 ¿Te gusta estudiar? Si
 ¿Qué riesgos encuentras en este trabajo? que me atraquen.
 ¿Por qué trabajas? Porque me gusta y para ayudar en la casa.
 ¿Sacas tiempo para realizar otras actividades? Si para hacer tareas y jugar con los amiguitos.
 ¿Cuál es tu horario de trabajo? Los sábado y domingos y los días que no tengo clase; por ejemplo hoy había una actividad en el colegio con cometas y el que quería iba y yo preferí venirme a trabajar.
 ¿Desde qué edad trabajas? Desde los 10 años.
 ¿Qué te gustaría ser cuando seas grande? Médico forense
 ¿Qué solución le plantearía a los mandatarios de la ciudad para combatir el trabajo infantil? Que me ayudara con el estudio y algo mas como con dinero pa otras cosas.

LA PRESIDENTA DE LA ACCIÓN COMUNAL DE LA IGUANÁ HABLA SOBRE EL TEMA...

JOHANA URREGO TORO


  • ¿Cuánto tiempo lleva usted viviendo en el barrio? 30 años.
  • ¿Cuánto tiempo hace que usted pertenece a la acción comunal del barrio? 6 años.
  • ¿En este tiempo, qué ha hecho la acción comunal por los niños que trabajan? Nada, no se ha hecho nada con los niños que trabajan.
  • ¿Actualmente qué programas tiene la acción comunal para este tipo de población? Programas de deportes, educación, salud, medio ambiente y específicamente para esta población se cuenta con Semillero de paz en conjunto con la fiscalía y plan vecinos, el cual está en curso y ya a brindado trabajo a algunos que han querido salirse de este tipo de trabajo, ofreciendo empleo en colanta y otras empresas del sector.
  • ¿Tiene usted conocimiento de cuántos niños de este barrio están trabajando actualmente?. No.
  • ¿Por qué cree usted que se da esta situación actualmente? Falta de recursos económicos para la familia.

¿QUÉ PIENSAN LOS ADULTOS DEL BARRIO LA IGUANÁ SOBRE EL TRABAJO INFANTIL?

Cristina Hernández

Edad: 32 años

 ¿Hace cuánto vive en este barrio? Toda la vida.
 ¿Tiene hijos? Si, dos uno de 10 y otro de 5.
 ¿Qué piensa sobre el trabajo infantil? No me gusta, no estoy de acuerdo, es muy duro ver un niño en la calle trabajando.
 ¿Esta problemática golpea mucho este barrio? Antes si, ahora en menos pero todavía se ve.
 ¿Crees qué, el trabajo infantil atenta contra la salud de los niños? Claro porque ellos están expuestos a muchos peligros.
 ¿Qué derechos tienen los niños? Salud, alimentación, estudio.
 ¿Estas de acuerdo con que los niños trabajen? No que no trabajen, ellos tienen otros deberes como estudiar.
 ¿Para ti cuáles son las consecuencias de que un niño comience a trabajar desde corta edad? Que crecen resentidos, cogen mucho mundo en la calle y se vuelven unos atarbanes, groseros.
 ¿Si usted tuviera la posibilidad de mejorar la situación de estos niños, qué haría? Como una unidad móvil donde hallan psicólogos, trabajadores sociales, profesores que les puedan dar cursos y que estos se pueda mover por muchos barrios.
 ¿Crees qué el trabajo infantil es un derecho? Pues yo pienso que hay niños que les gusta entonces es acá donde ellos pueden reclamarlo así.


Carlos Enrique García

EDAD: 35 años

 ¿Hace cuánto vive en este barrio? 7 años
 ¿Tiene hijos? No.
 ¿Qué piensa sobre el trabajo infantil? Me parece que los niños no deben trabajar, ellos deben de estudiar, divertirse y que los padres los cuiden y les de amor.
 ¿Crees qué el trabajo infantil atenta contra la salud de los niños? Si, por que ellos están expuestos a muchos peligros.
 ¿Qué derechos tienen los niños? Tienen derecho a estudiar, jugar, la salud, una vida digna y al amor y protección tanto de los padres como el estado.
 ¿Estas de acuerdo con que los niños trabajen? No, porque ellos tiene que disfrutar de su niñez y deben asumir responsabilidades que son de los padres.
 ¿Para ti cuáles son las consecuencias de que un niño comience a trabajar desde corta edad? Pues a mí me parece que este tipo de niños pueden coger vicios como las drogas, el hurto y demás ya que a cada instante están viendo eso en las calles.
 ¿Si usted tuviera la posibilidad de mejorar la situación de estos niños, qué haría? Primero que todo ofrecería educación con mejor calidad, además de un subsidio para que estos niños no se vean en la necesidad de trabajar.
 ¿Crees qué el trabajo infantil es un derecho? No, por el contrario me parece que esto del trabajo infantil lo debieran penalizar.

EL TRABAJO INFANTIL ¿EXPLOTACIÓN O DERECHO?

El trabajo infantil es una problemática que aqueja a casi todo el planeta, esta problemática se puede abordar desde varias perspectivas; la primera es la de la explotación, la cual es la más recurrente, explorada y trabajada, debido que algunos niños se ven obligados por sus padres o tutores a trabajar para proveer económicamente en sus hogares, haciéndoles creer que ellos tienen la obligación de colaborar en el sostenimiento del hogar; contrario a esto existen niños que trabajan por necesidad, ya que son la única fuente de ingreso que tiene su familia, esto ocurre por diversas razones como: vivir solo con la madre y los dos trabajan o le toca a él porque la madre no puede; porque es el mayor de los hermanos y deben contribuir para el sostenimiento de la familia; también existen niños que lo hacen movidos por su propio deseo, porque esta actividad los hace sentir que contribuyen al desarrollo de la sociedad y sujetos independientes.

Por tales razones no se debe encasillar el tema del trabajo infantil como una actividad que va en contra del desarrollo integral del niño; porque para muchos de ellos esta es una actividad que les permite, aparte de contribuir en su casa, aprender y desenvolverse en un ambiente laboral, reconociendo la importancia que tiene la educación y la recreación dentro de su normal desarrollo.

Son estos niños los que reclaman el trabajo infantil como un derecho, ya que no interfiere en el desarrollo de sus actividades y en la participación de los derechos del niño como la recreación y la educación; por tanto hacen mención a esta labor como un derecho en igualdad de importancia a los ya declarados Derechos de los Niños.

Por esta razón, se pensó en crear y desarrollar un proyecto que permita y garantice a los niños, niñas y jóvenes participar de forma integral en estos tres derechos sin desmeritar la importancia de cada uno de ellos en la formación integral; por tal motivo se pretende crear convenios con diferentes instituciones gubernamentales y no gubernamentales para garantizar un trabajo digno, educación de buena calidad y recreación en pro del beneficio y necesidades de cada uno de estos infantes.

EL TRABAJO INFANTIL EN EL BARRIO LA IGUANÁ DE MEDELLÍN

Para dar respuesta al cuestionamiento que hoy nos trazamos: El trabajo infantil ¿Explotación o Derecho?, fue necesario elegir una zona sobre la cual no hay muchos estudios en la ciudad de Medellín sobre el trabajo infantil; por tanto, el barrio la Iguaná ubicada en Medellín Antioquia, será nuestro escenario de referencia.

El barrio la Iguaná está ubicado en la comuna 7 del municipio de Medellín. La Comuna n.º 7 es una de las 16 comunas de la ciudad de Medellín, Capital del Departamento de Antioquia. Se encuentra ubicada en la zona noroccidental de la ciudad. Limita por el norte con el Corregimiento de San Cristóbal, la Comuna n.º 6 Doce de Octubre y la Comuna n.º 5 Castilla; por el oriente con la Comuna n.º 5 Castilla y el Río Medellín; por el sur con la Comuna n.º 11 Laureles-Estadio, la Comuna n.º 12 La América y Comuna n.º 13 San Javier; y al occidente con el Corregimiento de San Cristóbal.



El barrio la Iguaná es un barrio de invasión que está construido a orillas de la quebrada la Iguaná, razón por la cual se le atribuye este nombre al barrio. El primer tugurio fue levantado por la señora Julia Rendón Aristizábal en el año de 1945, en predios que eran de propiedad de don J.B Londoño, el agua que se utilizaba allí eran residuos de las aguas negras del barrio Robledo, las primeras familias que llegaron a este lugar se dedicaban a extraer materiales de la quebrada para la construcción de sus viviendas.

Este barrio se divide en dos zonas: norte y sur, y tuvo que afrontar varias borrascas como la de 1961 y 1964, que destruyeron casi la totalidad del barrio.

La primera junta de acción comunal fue conformada en el año 1965, la cual se constituyó a raíz de las principales necesidades del barrio en este tiempo, las cuales eran la instalación del agua y la luz, ya que la luz eléctrica que llegaba hasta el barrio era tomada desde otros barrios y fuentes (contrabando), situación que produjo varios accidentes y muertes a los habitantes de esta comunidad, además se suman la muerte de niños ahogados en la quebrada  la Iguaná, cuyo nombre fue puesto por los indios que habitaban en el morro debido a la abundancia de estos reptiles en sus riveras.

Obras realizadas por las diferentes juntas comunales del barrio:
- En la primera, el señor Carlos Eduardo Rodríguez, instalo redes de acueducto en la mitad del barrio y se construyo el salón capilla.
- En la segunda, en 1975 el señor Luis Enrique en conjunto con la cuarta brigada realizaron varias obras en esta barrio, tales como: el kínder, la escuela y la reconstrucción del salón capilla.
- En la tercera, el señor Edgar Duque, termino de construir las redes de acueducto en el resto del barrio y saco alcantarillado.
- En la cuarta, el señor Aníbal Gonzáles, consiguió materiales para pavimentar la calle
- En la quinta, Arturo Vallejo colaboró en la construcción de la escuela.

Actualmente, la Iguaná es un barrio que ha tenido grandes transformaciones a nivel de infraestructura , ya que cuenta con los servicios básicos de una comunidad, como el agua potable, la luz, alcantarillado, teléfono, y zonas de recreación, educativas, religiosas; entre muchas otras. A su vez este barrio a lo largo de su historia se ha visto golpeado por fuertes oleadas de violencia, delincuencia y mendicidad, razón por la cual, es catalogada como una zona de alto riesgo.

Consultado en: La Iguaná. Carlos Eduardo Rodríguez

CIFRAS ACTUALES DE NIÑOS, NIÑAS Y JÓVENES TRABAJADORES EN ANTIOQUIA Y MEDELLÍN

Situación en Antioquia y Medellín - En Antioquia, y según la línea de base levantada por la Agencia presidencial para la Acción Social, la situación de trabajo infantil es preocupante. Es el departamento que padece con mayor rigor este flagelo, sobre todo en el campo, donde trabajan 24.500 niños y niñas. Los municipios de Anorí y Santa Fe de Antioquia presentan las mayores tasas de trabajo infantil en agricultura, mientras que Apartadó, zona de Urabá, presenta la tasa menor, situación que se explica por la alta formalización de las actividades agrícolas en esta zona y la presencia sindical, que prohíbe por convención colectiva el trabajo infantil en las fincas bananeras.

En Medellín y el Área Metropolitana, según cifras del DANE de 2007, hay 707.343 niños y niñas entre 5 y 17 años, de los cuales 60.023 entran en la categoría de infantes trabajadores, en el sector de las confecciones y textiles, la industria y el comercio; o que trabajan por más de 15 horas semanales en sus hogares. De esta infancia trabajadora, el 40% no asiste a la escuela.

Las razones por las cuales laboran los menores son de varios órdenes. De orden cultural, cuando se considera que el trabajo es una forma de que adquieran responsabilidad y se forjen un futuro, o cuando es el medio para costearse su educación. De orden económico, cuando es una respuesta a la precariedad económica de las familias, pues el trabajo de los niños y niñas aporta a la satisfacción de necesidades básicas en sus familias, o satisfacer las propias. Y de orden social, cuando el trabajo infantil es para las familias más pobres una manera de sentirse incluidas en las políticas sociales y públicas actuales.

CIFRAS ACTUALES DE NIÑOS, NIÑAS Y JÓVENES TRABAJADORES EN COLOMBIA

Que el 14.3% de la población ocupada sean personas menores de 17 años es, o debería ser, una vergüenza para cualquier país. Ese es el porcentaje del trabajo infantil en Colombia, donde, según las últimas cifras del DANE, 1´628.300 niños y niñas tienen una actividad laboral permanente; evidencia clara del gran déficit de trabajo decente y del elevado nivel de pobreza y bajos ingresos que padecen las familias colombianas, especialmente en el área rural.


El desempleo de los padres o sus precarias condiciones laborales, el limitado acceso a programas de educación, salud, alimentación y recreación, sumados a la inseguridad en los barrios y la pobreza producida por la desigual distribución de la riqueza nacional, siguen siendo las causas principales del trabajo infantil en Colombia. Los niños y niñas deben salir a trabajar para complementar los ingresos de sus hogares.

En Colombia el número de niñas, niños y jóvenes menores de 18 años que trabajan en condiciones difíciles es importante. Según cifras, 1'663.900 de niñas, niños y jóvenes entre los 12 y 17 años trabajaban. Adicionalmente, se estima que existen 784 mil niños, entre 6 y 11 años. Por tanto, se puede afirmar que por lo menos 2'447.900 menores entre 9 y 17 años trabajan en nuestro país.

Si tenemos en cuenta que un alto porcentaje de la población menor de 18 años se ubica entre los niveles 1 y 2 del SISBEN, y que la gran mayoría de los niños, niñas y jóvenes trabajadores pertenecen a familias con bajos ingresos, podría decirse que prácticamente el 90% de los niños y jóvenes pobres entre 9 y 17 años trabaja, proporción realmente alarmante.

Al tipificar el trabajo infantil, se encuentra que una mayor fuerza laboral se ubica en la zona rural; aunque al diferenciar dicha proporción por sexos, se observa una alta participación masculina en las zonas ruarles y una participación equilibrada entre ambos sexos en la zona urbana.

Las regiones del país que concentran la mayor participación laboral urbana de menores entre 12 y 13 años son la Oriental, la Central y la Atlántica, de esta población; alrededor de la tercera parte está agrupada en las siete principales ciudades. De igual forma, algo más de la mitad de los jóvenes entre 14 y 17 años se encuentran en las siete grandes ciudades. En cuanto a la población rural infanto-juvenil trabajadora, son las regiones oriental y central las que concentran cerca del 60% de ésta.

Preocupa, además del número, las condiciones en las cuales los niños, niñas y jóvenes realizan los trabajos. La estacionalidad y algunas características como la informalidad, la posición ocupacional, la ocupación, las jornadas, la estabilidad, los ingresos nos permiten identificarlas.

La estacionalidad está relacionada directamente con la escolaridad; en los periodos de vacaciones la tasa específica de participación aumenta en un 50% entre los niños y en un 30% entre los jóvenes. De otra parte la estacionalidad es mucho mayor entre las mujeres que entre los hombres; y está más marcada en las zonas urbanas que en las rurales.

Inquieta también la relación entre el estudio y el trabajo, y el nivel educativo de esta población. Está confirmado que la proporción de jóvenes que estudia es mucho menor entre los trabajadores. De los niños urbanos entre 12 y 13 años que trabajan el 50% está estudiando, mientras que de ese mismo grupo de edad urbano, no trabajadores, el 95% estudia. En la zona rural el 25% de los niños trabajadores está estudiando, mientras que el 80% de los no trabajadores asiste a la escuela, la incompatibilidad entre el trabajo y el estudio es mayor en esta zona.

El nivel educativo de los niños, niñas y jóvenes trabajadores es menor al de los no trabajadores. En promedio los jóvenes no trabajadores entre 14 y 17 años tienen dos años más de capital educativo adquirido, que los menores trabajadores. En cuanto al sector informal, se ha encontrado que el 80% de los niños, niñas y jóvenes trabajadores están vinculados principalmente a actividades relacionadas con este sector. Esta proporción varía con la edad: de los menores entre 6 y 11 años que trabajan, más del 90% lo hacen en el sector informal de la economía; mientras que el porcentaje para los jóvenes de 15 a 17 disminuye al 80%. Respecto a la posición ocupacional de los menores trabajadores se ha encontrado que en área urbana el 50.1% de los niños entre 10 y 11 años, el 39% de los que se encuentran entre 12 y 13 años y el 74% de los jóvenes hombres entre 14 y 17 son obreros/empleados, mientras que las mujeres en su mayoría son empleadas domésticas: el 59.7% entre 10 y 11 años, y el 48.2% entre 12 y 14.

En la zona rural, los trabajos familiares sin remuneración representan casi la mitad entre los niños y más del 30% entre los jóvenes trabajadores. Menos del 20% de las mujeres participan en servicios domésticos mientras cerca del 40% se desempeña como trabajador familiar sin pago y cerca de un 30% como asalariada. El sector de la actividad donde laboran los niños y jóvenes trabajadores urbanos es el comercio y en la prestación de servicios. En el área rural más del 80% de los niños y jóvenes hombres están en el sector agropecuario; las niñas, además de realizar actividades de agricultura están también trabajando en el sector Servicios. La situación de todos estos niños, niñas y jóvenes trabajadores se hace más dramática al constatar las jornadas a las que están sometidos. En promedio los niños y jóvenes colombianos trabajan 40 horas a la semana, sin embargo la intensidad de la jornada aumenta con la edad y varía según la zona y el género.

Así mismo, al revisar los ingresos puede observarse que los niños, niñas y jóvenes trabajadoras no alcanzan a recibir en promedio medio salario mínimo legal por hora. El mayor nivel se da en la zona urbana en el grupo de 14 a 17 años, en donde obtienen en promedio dos tercios de un salario mínimo legal por hora. En la zona rural los niños trabajadores de 12 a 13 años de edad reciben en promedio menos de un cuarto de salario mínimo legal, mientras que en la zona urbana este mismo grupo de población recibe casi el doble. De igual forma la cobertura con la seguridad social es significativamente baja, debido sobretodo, a la alta proporción de menores vinculados al sector informal de la economía. El 13% de los jóvenes urbanos y solo el 8% de los del campo tienen acceso a la seguridad social.

domingo, 29 de agosto de 2010

LEGISLACIÓN FRENTE AL TRABAJO INFANTIL

La Convención sobre los Derechos de la Infancia, firmada en 1989 por todos los países excepto la Islas Cook, Somalia, Omán, Suiza, los Emiratos Árabes Unidos y EUA, obliga a los gobiernos a proteger a los niños de "la explotación económica y de realizar ningún trabajo que pueda ser peligroso o interferir en la educación del niño, o que sea peligroso para la salud física, mental o espiritual del niño o para su desarrollo social."

Cerca de 50 países han ratificado la Convención 138 de la OIT sobre edades mínimas para trabajar, que establece normas más rigurosas que la convención anterior. Establece que 15 años es la edad mínima aceptable en países industrializados, y 14 años en los demás países. Permiten que los niños hagan trabajos suaves a los 13 años en países industrializados y a los 12 en países más pobres. Prohíbe el trabajo que pueda amenazar la salud, la seguridad o la moral para niños menores de 18 años.

Legislación Nacional

El estatuto del Niño y del Adolescente prevé la abolición total del trabajo por debajo de los 14 años, o sea antes de la edad en la cual el niño aún no ha logrado un buen nivel físico, psíquico y biológico, permitiendo que el niño se mantenga en su propio mundo caracterizado por la necesidad de aprender, de soñar y de jugar, o sea en su mundo de niño. Le da el derecho a ser verdaderamente un niño, en el sentido integral del concepto.

Marco legal nacional

En Colombia: La Constitución Política De Colombia De 1991.
Art. 44: Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no ser separados de ellos, el cuidado y el amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión. Serán protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y trabajos riesgosos. Gozarán también de los demás derechos consagrados en la Constitución, en las leyes y en los tratados internacionales ratificados por Colombia. (...).

Art. 53: El Congreso expedirá el estatuto del trabajo. La ley correspondiente tendrá en cuenta por lo menos los siguientes principios mínimos fundamentales:

Igualdad de oportunidades para trabajadores: remuneración mínima vital y móvil, proporcional a la cantidad y calidad de trabajo, estabilidad en empleo, irrenunciabilidad a beneficios mínimos establecidos en normas laborales; facultades para transigir y conciliar sobre derecho inciertos y discutibles; situación más favorable al trabajador en caso de duda en la aplicación e interpretación de las fuentes formales de derechos; primacía de la realidad sobre formalidades establecidas por los sujetos de las relaciones laborales, garantía a la seguridad social, capacitación, el adiestramiento y el descanso necesario; protección especial a la mujer, a la maternidad y al trabajador menor de edad.

Flexibilización y subcontratación.
Los ejemplos de Colombia son fundamentales a la hora de diseñar e implementar políticas de lucha contra el trabajo infantil. Demuestran que este tipo de acción no debe únicamente centrarse en la ocupación de los niños a nivel de la economía informal, sino también y cada vez más en las esferas de la economía formal. Debemos estar atentos a las modificaciones en materia de derecho laboral que se han realizado o se perfilan en los distintos países de la región.

La intermediación laboral en Colombia.
Señalamos que en Latinoamérica, existen muy pocos niños empleados en empresas formales. Sin embargo, la flexibilización de las relaciones de trabajo favorece la inserción creciente de estos niños en el mercado laboral y contribuye a abaratar los costos sociales y económicos que representan los demás trabajadores para las empresas "formales".

En Colombia, la Ley 50 prohíbe el trabajo de jóvenes menores de 14 años. Sin embargo, con la aparición de agencias de intermediación que proveen a las empresas del personal requerido, se han desarrollado nuevas formas de empleo de mano de obra joven cuya participación está legalmente prohibida. Tal es el caso en las plantaciones de flores, en particular en las épocas del año de alta demanda de flores (por ej. la fiesta de San Valentín o Navidad), cuando aumentan los requerimientos de personal.

Las oficinas temporales de empleo o los contratistas independientes "abastecen" a las empresas, borrando el vínculo existente entre la misma empresa y el trabajador. Su mediación ha contribuido a aumentar el número de niños empleados en distintas empresas del sector de las flores.

La participación de esos niños es ilegal y ella contribuye a favorecer el trabajo temporal -en desmedro de los trabajadores permanentes en la empresa- y a reducir la calidad del empleo. De hecho, el empleador no paga ninguna seguridad social para estos niños y abona salarios inferiores a las remuneraciones de los trabajadores adultos.

Pero... como no existe ningún vínculo laboral entre la empresa y el trabajador, esta situación es legalmente difícil de comprobar y de castigar. Con la subcontratación, el trabajo infantil se torna invisible.

En los últimos 10 años nuestro país ha mostrado especial atención a los niños, niñas y jóvenes, a través de acciones normativas e institucionales, con miras a modificar cambios en la percepción y atención, en especial a los trabajadores, estableciendo como prioritario los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes como parte de una política integral, apoyada en el fortalecimiento de la cooperación con organismos intergubernamentales, dando así cumplimiento a los convenios y tratados suscritos por Colombia.

A medida que fue ingresando al campo laboral la mano de obra de niños, niñas y adolescentes fue necesario dar protección a esta población señalando la duración de esta jornada, las prohibiciones en razón de la edad, la escolaridad, la remuneración y prestaciones, las cuales se encuentran plasmadas en el código del menor, artículos 242, 242.2, 245, 246, articulo 238 inciso 2º, 242,244 y 243, respectivamente.

Las normas que regulan el trabajo de los menores de 18 años, son un desarrollo de los diferentes convenios y tratados de carácter internacional, siendo valido citar la regla del articulo 9º de la Declaración de los derechos del niño ¨El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación. No será objeto de ningún tipo de trata. No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad adecuada; en ningún caso le dedicará ni se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo que pueda perjudicar su salud o educación o impedir su desarrollo físico, mental o moral¨.

La edad para contratar es de 18 años pudiéndose celebrar contrato individual de trabajo. Actualmente, la edad mínima se viene determinando por los tratados y convenios internacionales y por el código del menor que reglamenta la posibilidad de que los mayores de 12 años y menores de 18 años puedan trabajar mediando autorización competente dentro de limitaciones previamente señaladas, destacándose el no afectar la asistencia regular a un establecimiento educativo y, a su vez permitiendo su recreación y descanso con jornadas de trabajo establecidas por edades:

Entre 12 y 14 años la jornada será de 4 horas, entre 14 y 16 años de 6 horas diarias, entre 16 y 18 no excederá de 8 horas diarias quedando prohibido el trabajo nocturno, salvo, para mayores de 16 años que podrán hacerlo hasta las 8 de la noche.

Igualmente, el salario del menor trabajador será el mínimo legal en proporción a las horas trabajadas y sus vacaciones serán de 20 días hábiles

¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DEL TRABAJO INFANTIL?

Los menores trabajadores son las sonrisas perdidas que le duelen a Colombia, son lápices y cuadernos que se quedan ansiosos de ser usados. Los menores trabajadores están expuestos a situaciones, que por su edad y desarrollo, aun no están en condiciones de soportar. Por ello son niños y niñas que estamos perdiendo. Serán adultos frustrados, a quienes la vida les negó la posibilidad de jugar, de estudiar, de vivir su infancia.

No todo el trabajo infantil, evidentemente, es tan repugnante como las formas más peligrosas y explotadoras. Incluso los más fervientes partidarios del no-trabajo infantil reconocen que tareas apropiadas pueden aportar a los niños habilidades y responsabilidades, mantener unidas a las familias y contribuir a los ingresos familiares.

Al evaluar el alcance del trabajo infantil y dibujar soluciones, es crucial definir qué es el trabajo infantil, y distinguir formas explotadoras de formas apropiadas. La UNICEF ha desarrollado un conjunto de criterios básicos para determinar si el trabajo infantil es explotador. De esta manera entonces el trabajo infantil es inapropiado si:
• Es con dedicación exclusiva a una edad demasiado temprana,
• Se pasan demasiadas horas trabajando,
• El trabajo provoca estrés físico, social o psicológico indebido,
• Se trabaja y se vive en la calle en malas condiciones,
• El salario es inadecuado,
• El niño tiene que asumir demasiada responsabilidad,
• El trabajo impide el acceso a la escolarización,
• El trabajo mina la dignidad y autoestima del niño (como el esclavismo y la explotación sexual),
• Impide conseguir un pleno desarrollo social y psicológico.

Pero el trabajo infantil no es todo igual. La misma UNICEF hace una nítida diferenciación entre dos tipologías de niños que trabajan:

a) Aquellos que dentro de las familias campesinas o artesanas trabajan para ellas mismas y por la situación de pobreza, la falta de infraestructura o la ausencia de garantías sociales necesitan de los brazos infantiles. El niño puede trabajar algunas horas al día e ir a la escuela o en otros casos puede que trabaje todo el tiempo, pero no se puede hablar de explotación sino sólo de miseria.

b) Aquellos en que son explotados por un patrón externo, muchas veces una multinacional.

Igualmente se puede distinguir entre los casos menos graves -el trabajo durante algunas horas al día, en sectores que no perjudican la salud o el crecimiento- y aquellos más graves, es decir el trabajo a tiempo completo y en condiciones insalubres.



LAS PRINCIPALES CAUSAS DEL TRABAJO INFANTIL SON:



La pobreza
Los niños y niñas trabajadores provienen de hogares pobres, pero no todos los niños pobres trabajan, lo que impide afirmar que la pobreza es “la” causa del trabajo infantil (menores de catorce años). La penuria de los hogares es mayor en aquellos con un mayor número de hijos y también en los monoparentales con jefatura femenina. Existe un relativo mayor empobrecimiento de los hogares dirigidos por mujeres solas y es considerable la probabilidad de que en contextos de este tipo los niños abandonen la escuela para convertirse en trabajadores.

La tasa de dependencia económica (número de personas a las que hay que sostener) puede ejercer presión sobre los miembros económicamente activos de una familia; éstos deben laborar más horas para lograr un ingreso mayor. Es en este caso cuando se produce la vinculación de niños/as y jóvenes al trabajo, ya sea realizando actividades remuneradas o gratuitas como en el sector doméstico que facilita el ingreso de otros adultos de la familia al mercado de trabajo.

Factores culturales
El trabajo infantil también está determinado por factores culturales. En áreas rurales no hay discriminación entre el trabajo productivo y reproductivo; ni el tiempo ni el espacio los separan; ambos hacen parte de los derechos y responsabilidades del niño. Los niños y niñas empiezan a “ayudar” en tareas domésticas y agrícolas a los seis años. La educación no ocurre aislada del trabajo; ambas actividades convergen en un proceso único. Igual puede ocurrir en áreas urbanas, por ejemplo, en el caso de niños y niñas que son ayudantes domésticos en su propio hogar, pero a la vez trabajan en las ventas callejeras o, en el caso de las plazas de mercado, como cargueros o recogedores de desechos. El trabajo es una parte importante de la socialización de los niños. Es un vehículo para transmitir conocimientos sobre el ambiente y determinadas actividades remunerativas.

La producción agrícola, la pesca, las artesanías, la caza y otras actividades se aprenden por la experiencia. Los estándares y el ritmo de esta instrucción se establecen culturalmente para asegurar un desarrollo adaptado al ambiente. Es por eso que ocurre la vinculación laboral prematura de los niños que comienzan a “ayudar” a sus padres tanto en tareas vinculadas a la producción como a la reproducción del hogar. Se considera que ello hace parte del proceso de aprender a trabajar y familiarizarse con reglas de relaciones sociales armoniosas.

El conflicto entre educación y trabajo comienza cuando se ve a la escuela como una institución externa. Además, los criterios acerca de cuándo termina la niñez varían según la clase social y la cultura. Nuestra definición de niñez no necesariamente coincide con aquella de los campesinos quienes consideran que el niño es un adulto desde muy temprano y por lo tanto una persona que debe trabajar. En algunas formas de producción, la familia actúa como bloque, dándose por sobreentendida la colaboración activa de todos sus miembros, incluidos obviamente los niños.

Los padres justifican la vinculación de sus hijos al trabajo aduciendo que en él adquieren valores como la responsabilidad, la autonomía y la tenacidad para sobrellevar las dificultades o para soportar sacrificios. Además se ve el trabajo como una protección contra los vicios y el ocio que conducen a la delincuencia. La percepción acerca de la escuela es ambivalente. Por una parte se valora la posibilidad de aprender a leer y escribir, pero por lo menos un sector de padres, en particular en áreas rurales, percibe esta educación como irrelevante, y cuando los horarios de la escuela y del trabajo se contraponen, tienden a privilegiar el trabajo, por cuanto éste tiene beneficios inmediatos evidentes para la subsistencia de la familia; la asistencia a la escuela, en cambio, no. Es la disyuntiva entre la posibilidad de movilidad social futura que les abre la escuela y las urgencias de la sobrevivencia presente.

Muchos padres manifiestan recelo frente a esta institución porque allí los niños supuestamente aprenden contenidos que los llevan a rebelarse contra las tradiciones y normas del hogar. Otros temen que desarrollen hábitos nocivos. En la expresión de una madre brasileña aparece plasmada la desconfianza latente hacia la escuela: “No voy a quedarme batallando para que ellos estudien, porque me parece más importante que aprendan a trabajar.

Hay niños por ahí que terminaron el cuarto año pero que fuman marihuana. Después de aprender a trabajar ellos van a dar valor al servicio y al estudio. Yo aprendí así”. Recoger su propia experiencia como niños trabajadores para justificar el trabajo de sus hijos es uno de los mecanismos más utilizados.

Los padres consideran que el trabajo es una «preparación para la vida», que opera como una suerte de escuela para la existencia futura. Se presentan, de otro lado, segmentos de familias pobres para quienes el trabajo prematuro se convierte en mecanismo preventivo de la ociosidad. Esto tiene que ver con la escasa valoración que se da en sectores populares al juego de los niños. La actividad lúdica es vista por muchos como pérdida de tiempo sin avizorar la importancia del juego en su formación.

Los empleadores también piensan que al vincular los niños al trabajo precoz los están ayudando, lo que los lleva a pensar que no tienen por qué pagar justamente su labor. Estas formas de conceptualizar al trabajo como una manera de “salvar” o prevenir la perdición del niño tienden a legitimar el trabajo infantil de los niños y adolescentes pobres. Pero dificultan las metas de erradicación progresiva al sacar la discusión del terreno de los derechos del ciudadano, ubicándola en el marco ideológico o de la filantropía, ocultando la relación compra/venta del trabajo y la relación patrón/empleado

(Rodríguez dos Santos 1995). Concepciones premodernas de la infancia, para las que niños y niñas son vistos como «adultos en minia-tura», hacen que recaiga en ellos un sinnúmero de actividades laborales en tanto éstas forman parte de su rol como tales.

El género
El género es una variable que juega un rol importante en este tema: son más los varones que las niñas que trabajan en Colombia y en los países de la región. Sin embargo, aquí es necesario señalar que frecuentemente la participación laboral de las niñas adolece de un significativo sub-registro en la conceptualización tradicional de la población económicamente activa, en tanto no se consigna como trabajo la participación de éstas en actividades domésticas en su propio hogar, aunque en muchos casos estas tareas suponen el abandono de la escuela y jornadas laborales excesivas. Un segmento de niñas y jóvenes mujeres tiene una doble jornada laboral. Salen a trabajar fuera de casa, pero además cumplen con tareas domésticas al regresar a su propio hogar.

La calidad de la educación
Para los niños que no han ingresado a la escuela y para todos los que entran pero no terminan la educación básica (ni siquiera los cinco años de la primaria) no hay alternativas de educación. Se ha propuesto desarrollar, en varios países, “jornadas alternas” para actividades lúdicas y recreativas de los niños, tanto del grupo de escolarizados como de los que no asisten a la escuela, que han demostrado ser útiles para evitar el trabajo de los niños, ya que por unas horas adicionales en el día, están en actividades extra-escolares. Sin embargo, para que una medida como esta resulte eficaz para erradicar el trabajo infantil se requiere un fuerte apoyo del sector estatal de la educación; es preciso, primero, vincular a los maestros; segundo, establecer los estímulos y programas necesarios; tercero, procurar los espacios adecuados (puede ser una escuela) y por último, convencer a los mismos niños y adolescentes del beneficio que la jornada alterna puede aportarles. Pero mientras tanto, el Proyecto puede tener un efecto de demostración con las jornadas alternas en cuanto éstas por lo menos evitan una parte del empleo infantil y desarrollan otras aptitudes, destrezas y valores que a veces ni la escuela ni la familia posibilita.

viernes, 27 de agosto de 2010

¿QUÉ SE ENTIENDE POR EL TRABAJO INFANTIL?

No todas las tareas realizadas por los niños deben clasificarse como trabajo infantil que se ha de eliminar. Por lo general, la participación de los niños o los adolescentes en trabajos que no atentan contra su salud y su desarrollo personal ni interfieren con su escolarización se considera positiva. Entre otras actividades, cabe citar la ayuda que prestan a sus padres en el hogar, la colaboración en un negocio familiar o las tareas que realizan fuera del horario escolar o durante las vacaciones para ganar dinero de bolsillo. Este tipo de actividades son provechosas para el desarrollo de los pequeños y el bienestar de la familia; les proporcionan calificaciones y experiencia, y les ayuda a prepararse para ser miembros productivos de la sociedad en la edad adulta.

El término “trabajo infantil” suele definirse como todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico.

Así pues, se alude al trabajo que:
• es peligroso y prejudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño
• interfiere con su escolarización puesto que
• les priva de la posibilidad de asistir a clases
• les obliga a abandonar la escuela de forma prematura
• les exige combinar el estudio con un trabajo pesado y que insume mucho tiempo.

En las formas más extremas de trabajo infantil, los niños son sometidos a situaciones de esclavitud, separados de su familia, expuestos a graves peligros y enfermedades y/o abandonados a su suerte en la calle de grandes ciudades (con frecuencia a una edad muy temprana). Cuándo calificar o no de “trabajo infantil” a una actividad específica dependerá de la edad del niño o la niña, el tipo de trabajo en cuestión y la cantidad de horas que le dedica, las condiciones en que lo realiza, y los objetivos que persigue cada país. La respuesta varía de un país a otro y entre uno y otro sector.

Por tanto el trabajo infantil es toda actividad desarrollada por niños que no alcanzan la edad mínima prevista por la legislación, es un flagelo social. Son varias las causas que lo originan, las más importantes son la pobreza/indigencia y la desocupación de la población económicamente activa. El trabajo de niños en condiciones inconvenientes para su edad genera, a su vez, deserción escolar y, por ende, exclusión educativa. El derecho a la educación se ve altamente afectado, postergado y vulnerado. Existen leyes, convenios, declaraciones de derechos, convenciones, que pretenden la erradicación definitiva del trabajo infantil y así evitar la deserción escolar.

El trabajo infantil es toda actividad en la que participan niños y niñas dirigida a la producción y comercialización de bienes o a la prestación de servicios a personas naturales o jurídicas, con las siguientes características:

- Impedimento para el acceso, buen rendimiento y permanencia en la educación.
- Realización en ambientes peligrosos con efectos negativos inmediatos o futuros.
- Se lleva a cabo en condiciones que afectan el desarrollo psicológico, físico moral social de los niños, niñas y adolescentes.

PLANEA

Siendo los Objetivos del Milenio metas trazadas a nivel mundial para mejorar la calidad de vida de cada uno de los países; a nivel departamental, Antioquia se traza unos planes generales con el fin de contribuir a la mejora del departamento desde todos los ámbitos; en este sentido, se hace necesario traer a colación uno de los documentos más importantes del departamento donde se plantea el plan estratégico que permite actuar en pro de las problemáticas más evidentes en cada una de las regiones de Antioquia.

Así pues, el Plan Estratégico de Antioquia -PLANEA- es el resultado de amplios y sucesivos procesos de concertación, donde un representativo grupo de más de 40 instituciones y organizaciones públicas y privadas del Departamento, llegó a un consenso sobre la necesidad de sumar esfuerzos alrededor de propósitos comunes orientados a promover el desarrollo de Antioquia, a partir de la visión de futuro al año 2020.

De este compromiso público-privado surgió el Plan Estratégico de Antioquia -PLANEA-, iniciativa que fue respaldada por más de 600 líderes comunitarios y formalizada por la Ordenanza No.12 del 19 de agosto de 1998 que promulgó la Asamblea de Antioquia, a solicitud del gobierno departamental. El Plan Estratégico de Antioquia se concibe como un ejercicio de pedagogía social, amplio y permanente, mediante el cual la comunidad asume clara conciencia de sus capacidades y potencialidades, y se compromete colectivamente con la construcción de un nuevo proyecto ético-político de antioqueñidad, como medio para alcanzar un desarrollo social sostenible, con impacto nacional y proyección internacional.

Es considerado un proceso dinámico de planeación territorial departamental, regido por un Consejo Rector de alta representación público-privada. Se ubica en la dimensión regional, pensando en el territorio de Antioquia en su totalidad, en toda su diversidad y riqueza. Con el fin de que los antioqueños se interesen por el futuro del departamento y la suerte de todos sus habitantes.

El Plan Estratégico de Antioquia es un ejercicio continuo de reflexiones y planificación de la Región, que propone grandes líneas para el desarrollo de Antioquia con un horizonte al 2020 a partir de la Visión Antioquia Siglo 21.

Se propone orientar decisiones y acciones de actores y sectores interesados en su desarrollo, de forma ordenada para el logro de objetivos comunes. También se propone generar nuevas formas de pensamiento, cambio de actitudes y transformaciones culturales, que sienten las bases de un mejor futuro para todos.

El PLANEA encontró que un modelo de desarrollo basado en las capacidades y potencialidades locales permitiría no sólo una adaptación ágil y exitosa a las nuevas dinámicas de cambio acelerado que comporta el proceso de globalización, como lo han demostrado algunas regiones que se han convertido en “ganadoras”, sino que además permitiría llevar oportunidades de desarrollo a todos los rincones del territorio antioqueño, con lo que se conformaría un nuevo círculo virtuoso de prosperidad y equidad.
Este nuevo modelo de desarrollo ha sido denominado modelo de desarrollo local regional o modelo de desarrollo endógeno y se concibe como el resultado de las decisiones que toman los actores del desarrollo local en procura de unas mejores condiciones de vida para los habitantes de la localidad.

Para el PLANEA este modelo de desarrollo se basa en los recursos, capacidades y potencialidades con que cuentan cada una de las subregiones antioqueñas, por lo que se hace necesario constituir tres soportes fundamentales:

1- Un sistema de información y comunicación que permita el conocimiento de la realidad y el diseño de estrategias para adaptarse a los cambios acelerados del mundo contemporáneo.

2- Un sistema político administrativo que garantice la gobernabilidad de los procesos de desarrollo local, asegurando la participación efectiva de los distintos actores del desarrollo (públicos, privados y sociales).

3- Un sistema educativo pertinente y de calidad que forme los ciudadanos y los recursos técnico- científicos requeridos por los procesos de desarrollo local.

De esta manera, es posible encontrar un respaldo que apoye los pequeños proyectos que se pretenden plantear en pro de mejorar la calidad de vida de los niños y niñas de nuestro departamento y por tanto contribuir con la metas del milenio que pretende reducir las problemáticas mas evidentes de nuestro país, principalmente del departamento de Antioquia.

jueves, 26 de agosto de 2010

COLOMBIA Y ANTIOQUIA EN LOS ODM

ODM: OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO

El trabajo infantil es una de las mayores problemáticas que aquejan a la infancia en el territorio colombiano; es difícil enmarcar este problema a un solo sector del país, pues este fenómeno sucede a lo largo y ancho del contexto socioeconómico Colombiano. La crisis social, económica, política hace que la niñez Colombiana aglomere un exagerado porcentaje y afecte a la mayoría de la población. En todas partes y regiones se conocen casos de niños trabajadores, y lo que es peor, trabajando como esclavos en una guerra fraticida que no le reporta ninguna ganancia personal ni familiar.

En este sentido, es importante retomar los Objetivos de Desarrollo del Milenio como las metas que permiten mejorar la calidad de vida de las personas en cada uno de los países, puesto que los Objetivos son metas parciales de importancia crucial en la marcha hacia un desarrollo equitativo y sostenible para todos.

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio son la expresión más visible de las metas de desarrollo convenidas internacionalmente vinculadas con el programa de desarrollo de las Naciones Unidas y representan la culminación de muchas importantes reuniones en la cumbre organizadas por las Naciones Unidas durante la década anterior, entre ellas las dedicadas al desarrollo sostenible, la educación, la infancia, la alimentación, la mujer, la población y el desarrollo social, son las metas cuantitativas y con plazos definidos que el mundo se ha fijado para eliminar la pobreza extrema, el hambre y las enfermedades, y para promover la igualdad entre los géneros, la educación y la sostenibilidad ambiental. Son también una expresión de los derechos humanos básicos, como los derechos a la salud, la educación y la vivienda. El octavo Objetivo, que contempla el establecimiento de una alianza mundial para el desarrollo, incluye compromisos en materia de asistencia para el desarrollo, alivio de la deuda, comercio y acceso a tecnologías.

La consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio sigue siendo factible, si se cuenta con voluntad, políticas, recursos y medidas suficientes. La Declaración del Milenio es la promesa colectiva más importante que se ha hecho hasta ahora a los grupos más vulnerables del mundo. Esta promesa no se originó en sentimientos de lástima o de caridad, sino que se basó en la solidaridad y la justicia y en el reconocimiento de que cada vez dependemos más los unos de los otros si queremos compartir la prosperidad y la seguridad.

Los ODM implican la posición de los diferentes gobiernos de asumir responsabilidades para mejorar las condiciones de sus pueblos. Para alcanzar las metas propuestas es necesaria la participación de organizaciones internacionales y de la sociedad civil. Los ODM marcan el camino para promover nuevos compromisos internacionales y formas de intercambio más equitativas, así como el alivio de la deuda.

Las metas propuestas por los ODM son:
1. ERRADICAR LA POBREZA EXTREMA Y EL HAMBRE: Meta para el 2015: Reducir a la mitad el porcentaje de personas cuyos ingresos sean inferiores a un dólar por día y las que padecen hambre.

2. LOGRAR LA ENSEÑANZA PRIMARIA UNIVERSAL: Meta para el 2015: Velar por que todos los niños y niñas puedan terminar un ciclo completo de enseñanza primaria.

3. PROMOVER LA IGUALDAD ENTRE LOS GÉNEROS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER: Metas para el 2005 y 2015: Eliminar las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria, preferiblemente para el año 2005, y en todos los niveles de la enseñanza para 2015.

4. REDUCIR LA MORTALIDAD INFANTIL: Meta para el 2015: Reducir en dos terceras partes la tasa de mortalidad de los niños menores de 5 años.

5. MEJORAR LA SALUD MATERNA: Meta para el 2015: Reducir la tasa de mortalidad materna en tres cuartas partes.

6. COMBATIR EL VIH/SIDA, EL PALUDISMO Y OTRAS ENFERMEDADES: Meta para el 2015: Detener y comenzar a reducir la propagación del VIH/SIDA y la incidencia del paludismo y otras enfermedades graves.

7. GARANTIZAR LA SOSTENIBILIDAD DEL MEDIO AMBIENTE: Incorporar los principios de desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales e invertir en la pérdida de recursos del medio ambiente. Meta para el 2015: reducir a la mitad el porcentaje de personas que carecen de acceso a agua potable. Meta para el 2020: Mejorar considerablemente la vida de por lo menos 100 millones de habitantes de tugurios.

8. FOMENTAR UNA ASOCIACIÓN MUNDIAL PARA EL DESARROLLO.

Dentro de las metas propuestas por los ODM, varias de ellas pueden contribuir a disminuir el porcentaje de niños y niñas que son trabajadores del territorio Colombiano; es decir, si se logra trabajar fuertemente por las metas correspondientes a: erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; se lograría a su vez trabajar sobre esta problemática de la infancia que aleja a los niños y niñas de los derechos del niño, e impiden que disfruten de una infancia sana en la cual tienen como mínimo derecho a la educación y la recreación